El proyecto que busca prohibir las corridas de toros en Colombia está a un debate de llegar a ser ley. La Comisión VI de la Cámara de Representantes lo aprobó el miércoles con 10 votos a favor y uno en contra.
Esta es una iniciativa de autoría de la senadora Esmeralda Hernández, del Pacto Histórico, con ponencia del representante Alejandro García, de la Alianza Verde.
«Solo incluye la prohibición de las corridas de toros. La tradición de la tauromaquia española no incluye ni corralejas, ni coleo, ni peleas de gallos. Creo que cada una de estas tradiciones tiene una particularidad social y cultural y unos contextos distintos que ameritan un debate independiente».
También explicó qué las plazas de toros en el país se transformarían. «Estos escenarios que hoy son escenario de muerte los vamos a reconvertir en escenarios culturales, lúdicos y deportivos que van a poder abrir todo el año», agregó, tras argumentar que por orden de la Corte Constitucional, las corridas solo se pueden hacer en ciudades donde esta práctica es reconocida como tradición cultural ininterrumpida, en la época de festividad taurina, por lo que «las plazas solamente funcionan tres o cuatro días al año».
Por otro lado, un opositor de esta iniciativa, el representante a la Cámara Christian Garcés, expuso que hay dos problemas en el proyecto de ley:
1. «Se va a causar una reconversión laboral, que incluiría no solamente los empleos formales sino también los informales. En un país con 3 millones 100 mil desempleados en enero, el Estado colombiano no va a lograr solucionarles los ingresos a las miles de familias que están alrededor de los toros bravos».
2. «Dicen que el Estado va a lograr que las plazas se vuelvan espacios culturales donde se desarrollen diferentes actividades. Eso en municipios de sexta categoría es una gran mentira. La ley prohibiría las corridas a los tres años de sancionarse por el presidente, pero deja claro que el Mincultura a los dos meses reglamentaría las corridas con las máximas condiciones de bienestar animal. Es decir que cambiarían la esencia del toreo en Colombia, lo cual prácticamente lo acabaría desde el primer año, como sucedió en Bogotá con las ferias taurinas».
